Salvia sclarea L.
Planta bianual de tallo anguloso, erguido, y grandes hojas opuestas y rugosas. En el primer año solamente se forma la roseta basal; en el segundo crecen el tallo y la inflorescencia. En forma de espiga terminal, se compone de flores violetas soportadas por brácteas del mismo color. Sus frutos son tetraquenios (ver figura, abajo). Se trata de una especie mediterránea cultivada en los jardines rurales como planta ornamental y melífera.
Con fines terapéuticos se recolectan las flores, las sumidades y las hojas (flos, herba, folium salviae sclareae). Se recogen las flores a mano, a medida que se van abriendo; las hojas, antes de la floración; y las sumidades se cortan poco después de dicha floración. Los productos recogidos se ponen a secar por separado a 35° C como máximo. Desprenden un perfume embriagador y tienen un sabor amargo. Contienen taninos, un aceite esencial con olor a espliego y jugos amargos.
La medicina popular los utiliza para el tratamiento de los trastornos gástricos, contra los calambres y las timpanitis, así como contra la diarrea. La infusión se prepara con 3 cucharadas de producto por cada medio litro de agua, dejándolo hervir durante 5 minutos y reposar otro tanto. Se toma en dosis de 2 a 3 tazas al día. Es fortificante, reduce la excesiva transpiración y cura las enfermedades femeninas. La decocción con doble cantidad de producto, o el vinagre de salvia romana, es eficaz contra las heridas y enfermedades ulcerosas.
Gran parte de la producción de salvia romana se utiliza industrialmente para la fabricación de vinos aromáticos y vermut; y, en cosmética, para la elaboración de aguas de colonia, perfumes y pastillas de jabón.
Época de floración: VI-VIII
Cosecha: flor y sumidades VI-VIII; hojas V-VI