Melissa officinalis L.
Planta herbácea perenne que posee un tallo erguido cuadrangular, portador de hojas alternas ovaladas. En sus axilas se forman flores labiadas, cuyo color cambia con la edad: de aspecto amarillo pálido al principio, más tarde blanquean y toman un tono azulado. Su fruto es un tetraquenio (ver figura abajo). Toda la planta, recubierta de finos pelos, desprende un penetrante olor a limón.
La melisa es originaria de una vasta región del área oriental de la cuenca mediterránea. Hoy día aparece en los jardines (ornamental, medicinal y melífera) y en pleno campo, donde es cultivada con fines medicinales.
Se recolectan sus hojas (folium melissae) con tiempo seco, hasta tres veces al año. Se dejan secar a la sombra rápidamente (para evitar que tomen un color marrón), a ser posible en secadero y a una temperatura que no sobrepase los 40°C. Contienen de 0.1 a 0.25% de aceite esencial (oleum melissae), principalmente compuesto de citral, citronelal y geraniol. Poseen además taninos y ácido hidroxiterpénico. El aceite desprende un agradable olor a limón.
Se emplea para la regulación y el tratamiento de los trastornos gástricos, contra los catarros gastrointestinales y para estimular la secreción biliar. También se ha demostrado que el aceite de melisa ejerce un efecto sedante. Al igual que la manzanilla, la melisa es además espasmolítica y constituye una droga carminativa muy apreciada. Se emplea en infusión a razón de una cucharadita por cada taza de agua, de la cual se consumen de dos a tres tazas al día.
Las sumidades de melisa son una de las materias primas utilizadas para fabricar agua carminativa. También se emplea la melisa en la industria de los licores.
Época de floración: VII-VIII