Malva sylvestris L.
Planta herbácea de bianual a perenne, dotada de una raíz fusiforme y de un tallo ascendente muy velloso. Sus hojas son palmatilobuladas y alternas. De las axilas de éstas brotan flores de color rosa con pétalos netamente veteados de violeta. Su fruto, en forma de disco, se descompone al madurar (ver figura abajo a la derecha). La malva se da con facilidad en Europa, Asia y África; se encuentra en las praderas, en los pastos, en la orilla de los bosques y en los claros.
Para su uso en medicina se recolectan las hojas (folium malvae) y las flores (flos malvae). Se recogen las hojas a mano en plena floración, con tiempo estable y soleado. No deben ser demasiado viejas ni estar manchadas por la roya. También se recolectan las flores con buen tiempo, acompañadas de un cáliz y sin su pedúnculo. Se ponen a la sombra o en un secadero sin superar los 35°C. Bien desecadas, las flores son de color azul. Contienen principalmente mucílagos, taninos, pigmentos orgánicos, ácidos y vitamina C.
Al igual que el malvavisco (Althaea officinalis), se emplea en el tratamiento de afecciones de las vías respiratorias superiores, del estómago, de los intestinos y como laxante ligero. Las partes mucilaginosas facilitan la cicatrización de heridas internas, lesiones en las mucosas y úlceras de estómago. También se emplean como antídoto en caso de absorción de ácidos o bases. En aplicación externa, la malva sirve para la preparación de baños y apósitos contra las úlceras y erupciones cutáneas.
Época de floración: V-IX
Cosecha: hojas VI-IX; flores V-VIII