La fitoterapia es el conjunto de los tratamientos terapéuticos basados directamente en el uso de las drogas de origen vegetal. Las materias vegetales pueden emplearse en su forma más sencilla, como infusiones simples o compuestas, o en forma de preparaciones galénicas, como tinturas, extractos y ungüentos.
La fitoterapia es una parte de la terapéutica medicamentosa. Hoy día ha vuelto realmente a renacer, tanto en el campo de las enfermedades internas como en dermatología y cosmética (jabones, aguas, polvos, desodorantes a base de plantas) y en balneoterapia (baños, compresas).
Infusiones, mezclas para tisanas
Los remedios vegetales, dada su riqueza en diversas materias activas, resultan muy complejos. Su campo de acción es muy amplio, y ello tanto cuando se trata de plantas aisladas, como por ejemplo la manzanilla, como cuando son mezclas vegetales. Sus efectos pueden variar según su contenido en materias activas, el sistema de tratamiento y la duración del almacenamiento. Tampoco resultan indiferentes la dosis, modo de empleo y acumulación de materias activas en el organismo.
Según los efectos del remedio vegetal, se distinguen:
- Remedio simple con un único efecto dominante: la digital y sus glocósidos cardiacos, que actúan sobre el músculo cardíaco.
- Mezcla de efecto complementario: las infusiones que se emplean contra la inflamación de las vías urinarias.
- Mezclas coadyuvantes: las tisanas sudoríparas (species diaphoreticae).
- Mezclas polivalentes con efectos asociados: las infusiones utilizadas en casos de diversas alteraciones nerviosas, funcionales, de la menopausia, de convalecencia.
En ocasiones, la fitoterapia puede ofrecer nada más que un efecto auxiliar, como en los tratamientos de la diabetes o de las enfermedades infecciosas, en los que el tratamiento principal se basa en otros remedios.
En cuanto a las mezclas para tisanas, una vez preparadas en la forma galénica que convenga, se distinguen:
a) El componente principal que establece el sentido, o el principio de intervención (remedium cardinale). b) Los remedios auxiliares, que refuerzan y acentúan los efectos de la droga principal (remedium adjuvans). c) Los demás componentes, los excipientes, que influyen en el sabor, en el olor y en el aspecto final del preparado (corrigentia). Se trata de esencias, jugos vegetales, miel, azúcar, etc.
Se preparan siempre las tisanas en un recipiente de vidrio, porcelana o esmaltado, nunca en metal, pues este reacciona con los taninos. Hay que vigilar también la cantidad de agua utilizada, e incluso a veces determinar las dosis que se han de administrar, especialmente en las enfermedades en las que pudiera ser nociva la absorción de una gran cantidad de líquido, como ocurre con las de corazón y de riñón.
También se vigilará con el mismo cuidado la temperatura del agua, con el fin de que el extracto sea lo más rico posible en materias activas. Las drogas ricas en esencias no deben ser hervidas, pues a los 60 °C empiezan a perder sus materias activas; esto ocurre con la manzanilla o con la menta piperita.
Las tisanas carminativas, que contienen drogas ricas en esencias (alcaravea, cilantro, hinojo), se preparan de la siguiente forma: se muelen las semillas añadiendo azúcar, y se pasa la mezcla inmediatamente por agua hirviendo, con lo que se consigue trasladar las esencias aromáticas al líquido, que al mismo tiempo recibe con esta operación el suficiente azúcar.
Las infusiones terapéuticas se administran en general en tres tomas diarias: la primera en ayunas por la mañana, un cuarto de hora antes del desayuno, lo que facilita la absorción de las sustancias activas; la segunda, hacia las 5 de la tarde; y la tercera, al acostarse.
Las tisanas diaforéticas se deben tomar calientes y en la cama. Las infusiones laxantes se consumen ya de noche, debido a que los efectos de las antraquinonas se manifiestan al cabo de 8-10 horas. Las tisanas diuréticas, sudoríficas y colagogas deben ser tomadas calientes y amargas. El azúcar se desaconseja en caso de trastornos intestinales y está lógicamente prohibido a los diabéticos.
Algunas recetas de infusiones terapéuticas
Species amaricantes Tisana amarga
Composición: herba absinthii 200 g., herba centaurii 200 g., folium trifolii fibrini 150 g., radix calami aromatici 100 g., radix gentianae 100 g.
Preparación: Se mezclan las unidades de ajenjo, centaura menor, trébol acuático, raíces de ácoro y de genciana, y se quita el polvo por medio de un tamiz.
Indicaciones: Mezcla amarga estomacal.
Dosis: 2 cucharadas de la mezcla se echan en 100 ml de agua fría y se deja macerar durante unas 8 horas. Después de filtrarlo, se vierten sobre la mezcla macerada 100 ml de agua hirviendo y se deja hervir durante unos instantes. Esta nueva infusión también se filtra y, a continuación, se combinan ambos líquidos. Se toma templado, dos veces al día, y un vaso media hora antes de cada comida.
Species antidiarrhoicae Tisana astringente, contra la diarrea
Composición: fructus myrtilli 320 g., radix tormentillae 200 g., radix sanguisorbae 200 g., flos chamomillae 70 g., folium salviae 70 g., herba menthae piperitae 70 g., radix liquiritiae 70 g.
Preparación: Se mezclan los arándanos, las raíces de tormentila, pimpinela, flor de manzanilla, hojas de salvia, menta piperita y raíz de regaliz. Eliminar los polvos finos.
Indicaciones: Diarreas relacionadas con gastritis, trastornos digestivos.
Dosis: Pasar por agua hirviendo una cucharada de mezcla con 250 ml de agua; dejar en infusión durante un cuarto de hora en un recipiente tapado; filtrar. Esta tisana no debe hervir. Tomarla caliente, sin azúcar, tres veces al día, después de las comidas.
Species carminative Infusión carminativa
Composición: folium menthae piperitae 250 g., flos chamomillae vulgaris 250 g., fructus foeniculi 100 g., radix althaeae 200 g., radix liquiritiae 200 g.
Preparación: Se mezclan la menta piperita, las raíces de malvavisco y de regaliz, y la flor de manzanilla. Los frutos de hinojo se muelen y se aplastan junto con una cucharada de azúcar antes de combinarlos con el resto de los componentes.
Indicaciones: Infusión contra los gases intestinales (carminativas).
Dosis: Verter 150 ml de agua fría sobre 3 cucharadas de tisana (15 g). Se deja macerar durante unas 8 horas. Filtrar, se vuelven a echar 150 ml de agua hirviendo sobre las plantas maceradas, y se da un hervor rápido. Cuando las partículas sólidas se hayan depositado, se vuelve a filtrar y se reúnen los líquidos obtenidos de ambas operaciones. Tomarlo caliente en un vaso, media hora antes de las comidas.
Species cholagogue Infusión biliar
Composición: radix inulae 100 g., radix rhei 150 g., radix ononidis 150 g., herba agrimoniae 400 g., herba marrubii 150 g., folium rubi idaei 50 g.
Preparación: Se mezclan conjuntamente la raíz del helenio, el rizoma del ruibarbo, la raíz de la gatuña, los pedúnculos foliados de agrimonia, de marrubio y las hojas del frambueso. Eliminar el polvo con un tamiz.
Indicaciones: Afecciones de la vesícula y de las vías biliares.
Dosis: Una cucharada de mezcla; 250 ml de agua hirviendo. Dejar en infusión durante un cuarto de hora en un recipiente tapado; filtrar y tomarlo caliente, en ayunas, dos veces al día.
Species diureticae Tisana diurética
Composición: radix ononidis 250 g., radix petroselini 250 g., herba equiseti 150 g., folium rubi idaei 100 g., folium betulae 250 g.
Preparación: Mezclar bien las raíces de gatuña y de perejil, el pedúnculo foliado del equiseto, las hojas de frambueso y de abedul. Eliminar después el polvo.
Indicación: Aumento de diuresis.
Dosis: Una cucharada (5 g) de mezcla por 250 ml de agua hirviendo. Dejar en infusión en un recipiente tapado durante un cuarto de hora; filtrar y tomarlo templado 3 veces al día.
Species laxantes Tisana laxante
Composición: cortex frangulae 40 g., kalium natrium tartaricum 6 g., acidium tartaricum 4 g., aqua destilata 10 g., fructus foeniculi compressi 10 g., flos tiliae 20 g., flos sambuci 20 g.
Preparación: Disolver en 6 g de agua tibia los 6 g de tartrato sódico potásico y humedecer regularmente con esta solución 25 g de corteza de frangula. Los restantes 15 g de esta corteza se humedecen de la misma forma con los 4 g de ácido tartárico disueltos en los restantes 4 g de agua.
Indicaciones: Laxante, tisana destinada al tratamiento complementario del estreñimiento crónico.
Dosis: Verter 250 ml de agua hirviendo sobre una cucharada (5 g) de mezcla. Dejarlo en infusión durante media hora en un recipiente tapado; filtrar. La tisana se toma una vez al día, a ser posible por la noche.
Dosis: Verter 250 ml de agua hirviendo sobre una cucharada (5 g) de mezcla. Dejarlo en infusión durante un cuarto de hora en un recipiente tapado; filtrar. No hacer hervir en ningún caso. Se toma tres veces al día.
Species pectorales (Tisana pectoral):
Composición: Flos primulae 40 g, flos verbasci 40 g, lichen islandicus 100 g, fructus foeniculi 50 g, radix liquiritae 100 g, herba menthae piperitae 100 g, folium plantaginis 150 g, radix althaeae 200 g, folium farfarae 220 g.
Preparación: Mezclar bien y limpiar de polvo todos los ingredientes: flores de primavera, gordolobo y liquen de Islandia, fruto de hinojo, raíces de regaliz y de menta piperita, hojas de llantén, raíz de malvavisco, hoja de tusílago.
Indicaciones: Expectorante, combate la tos. Coadyuva en el tratamiento de las afecciones crónicas y agudas de las vías respiratorias.
Dosis: Verter 250 ml de agua hirviendo sobre una cucharada (5 g) de mezcla. Dejarlo en infusión en un recipiente tapado durante un cuarto de hora; filtrar y tomarlo caliente tres veces al día.
Species urologicae (Tisana diurética):
Composición: Folium uvae ursi 20 g, folium betulae 25 g, radix petroselini 25 g, radix ononidis 10 g, herba polygonii 5 g, herba millefolii 5 g, herba urticae 5 g, flores sambuci 5 g.
Preparación: Mezclar bien y tamizar para eliminar el polvo de todos los ingredientes: hojas de gayuba y de abedul, raíces de perejil y de patuna, milenrama, aquilea, ortiga y flor de saúco.
Indicaciones: Infusión urológica, diurética, para el tratamiento complementario de las afecciones de las vías urinarias.
Dosis: Verter 250 ml de agua hirviendo sobre una cucharada (5 g) de mezcla. Dejarlo en infusión durante un cuarto de hora en un recipiente tapado; filtrar y tomarlo caliente tres veces al día.
Species althaeae ad gargarisma (Infusión de malvavisco para gargarismo):
Composición: Folium althaeae 550 g, radix althaeae 250 g, radix liquiritae mundata 150 g, flos malvae 50 g.
Preparación: Mezclar las hojas y la raíz de malvavisco, la raíz de regaliz mondada y la flor de malva.
Indicaciones: Afecciones de las vías respiratorias superiores.
Dosis del gargarismo: Verter 250 ml de agua hirviendo sobre dos cucharadas de la mezcla de plantas (10 g). Dejarlo en infusión durante unos 20 minutos; filtrar y utilizarlo como gargarismo.
Cubrirlo con 2 litros de agua hirviendo y añadir 20 g. de ácido cítrico.
Dejarlo macerar durante 24 horas, a continuación pasarlo por una picadora de frutas con rejilla fina. Añadir a la jalea obtenida una vaina de vainilla o un fragmento de corteza de canela, para así reforzar el perfume. Hervir el conjunto sin azúcar durante un cuarto de hora; a continuación, añadir 800 g. de azúcar por cada kg. de jugo, y volver a hervir durante unos 10 minutos. Poner el jugo aún caliente en botellas, cerrarlas herméticamente o tapar con parafina, o con una cinta de celofán.
Jugo fresco de grosella negra
Tomar 2,5 kg. de grosellas frescas, lavar bien las bayas y dejarlas escurrir. Colocar las bayas en un recipiente de barro o vitrificado y cubrirlas con 2 litros de agua hirviendo. Añadir 20 g. de ácido cítrico o tartárico y dejar reposar durante 24 horas en un lugar fresco. Hacerlo pasar, sin prensar la pulpa, por un tamiz con malla de nylon. Se añade al jugo obtenido su propio peso en azúcar, removiendo de vez en cuando para disolverlo. Una vez disuelto el azúcar, el jugo obtenido se guarda en botellas, las cuales se cierran herméticamente por medio de tapones, parafina o celofán.
El jugo de la grosella negra (Ribes nigrum) es muy apreciado desde el punto de vista medicinal. Junto a la vitamina C, contiene una gran variedad de sustancias valiosas para nuestro organismo. De este jugo se toma todos los días del año una cucharada como protección contra los resfriados. Puede ingerirse solo o con té.
De la misma forma pueden prepararse jugos de frambuesa, moras, guindas (que se aclaran con agua para sacarles más jugo), grosellas rojas o fresas. Con las frambuesas y las moras se toma un litro y medio de frutas.
La balneoterapia (baños y compresas a base de plantas)
La aplicación externa de extractos o de decocciones vegetales (baños de plantas) tiene un efecto terapéutico por intercambio de materias activas entre el baño y el organismo. Las sustancias contenidas en el agua penetran en el cuerpo a través de la piel. Por el contrario, las sustancias tóxicas abandonan el cuerpo del paciente por la misma vía.
La balneoterapia presenta ciertas contraindicaciones: enfermedades de las vías respiratorias, resfriados, tuberculosis pulmonar, hiperfunción del tiroides, epilepsia, estados infecciosos, debilidad y anemia generales, etc.
Del saúco (Sambucus nigra) se utilizan sus flores y sus frutos, éstos son bayas negras (fructus sambuci), que sirven para preparar un jugo de efectos terapéuticos.
La balneoterapia:
La balneoterapia provoca algunas reacciones características. Casi siempre entre el tercer y el sexto día del tratamiento se hacen notar sus efectos benéficos, con una mejoría en el estado general. No obstante, es necesario continuar durante todo el tiempo prescrito.
Los baños pueden ser completos (en bañera) o parciales (solo de los miembros, de las manos, de los pies). Su duración es generalmente de 10 a 30 minutos. Para los niños se aplican 30-50 g de plantas por cada baño completo, para los adultos 250-800 g. La cantidad precisa hierve; luego, la temperatura del baño se corrige con agua fría. Las decocciones se preparan normalmente en una gran cacerola, que después se vacía en la bañera filtrando el agua a través de un paño.
Los baños de plantas medicinales pueden ser a base de esencias (menta, romero, manzanilla, tomillo, espliego, serpol, enebrina); de taninos (salvia, hojas de nogal, corteza de roble); o de otras materias activas, según las plantas que se utilicen. Los baños cosméticos o adelgazantes recurren a diversas mezclas de plantas medicinales, y en general se preparan en la propia casa.
Las compresas, en el fondo, no son más que baños simplificados. Se hierve la droga o la mezcla terapéutica, se la prensa ligeramente, se la pone sobre un paño o gasa y se recubre esta cataplasma con una franela de lana. La temperatura no debe superar los 60°C.
Los tratamientos de belleza:
La cosmética actual, al igual que la medicina, vuelve cada vez más a la fitoterapia. Ello está estrechamente ligado a los últimos descubrimientos de la bioquímica y de la fisiología de las sustancias obtenidas en plantas con probadas virtudes medicinales. Las plantas medicinales constituyen una fuente bastante accesible de mezclas muy activas, cuya composición es análoga a la de los productos del metabolismo humano, y que por lo mismo son fácilmente absorbibles por nuestro organismo.
A diferencia del comportamiento de los productos de síntesis química, estas sustancias raramente producen efectos secundarios, tales como las reacciones alérgicas. Desgraciadamente, no puede decirse algo parecido de ciertos nuevos cosméticos comerciales. En efecto, la mayoría de las materias sintéticas no participan en el metabolismo ni en la regeneración de células o tejidos, y su empleo prolongado puede incluso originar envenenamientos o reacciones tóxicas en la epidermis.
Por el contrario, todas las sustancias vegetales, tanto pigmentos como antibióticos, hormonas o taninos, se caracterizan por sus fuertes efectos terapéuticos cuando son aplicadas en la forma apropiada, como cremas, mascarillas, tónicos, etc.
Los preparados cosméticos procedentes de plantas pueden ser empleados tanto en aplicaciones externas como internas, lo que viene a confirmar el principio de la fisiología cosmética, según el cual el aspecto de la epidermis, de la dermis y de lo que ellas producen (uñas, cabellos, pestañas) refleja el estado general del organismo y de su metabolismo; y, sobre todo, el funcionamiento del tracto digestivo y el equilibrio de los sistemas nervioso y circulatorio, lo que también significa, en fin de cuentas, el equilibrio del sistema hormonal.
Así pues, la primera condición para que los tratamientos cosméticos tengan un efecto positivo es el logro de un correcto metabolismo, la incorporación de productos de origen vegetal a la alimentación y el rechazo del alcohol, del tabaco y de los platos excesivamente condimentados.
Por lo tanto, tendrán un efecto cosmético positivo las infusiones que actúan sobre el metabolismo regulando las funciones digestivas y calmando el sistema neurovegetativo. Para prepararlas se utilizan jugos y extractos de plantas frescas y, a veces, decocciones (bardana, ajonjera, alquimila, apio, etc.). La regulación del metabolismo y el relajamiento general del organismo, unidos a una sensación de bienestar físico y psíquico y a un sueño suficientemente largo y profundo, son algunos de los factores que contribuyen a la buena salud de nuestro cuerpo.
Los baños aromáticos a base de vegetales resinosos o de decocciones de plantas medicinales, como el espliego, la manzanilla o el tomillo, son un perfecto complemento de estas reglas de la buena salud. En efecto, los aceites esenciales de estas plantas son al mismo tiempo refrescantes, relajantes y, en general, resultan beneficiosos para el conjunto de nuestro metabolismo.
Ciertas sustancias actúan sobre nuestra epidermis con un efecto blanqueador, suavizante y regenerativo, o incluso rejuvenecedor. Se trata principalmente de los camazulenos, los mucílagos, algunos taninos y las vitaminas. Los camazulenos se encuentran en determinadas esencias naturales, sobre todo en la manzanilla y en la manzanilla romana. Un complejo de taninos y de sustancias mucilaginosas, extraído del pensamiento, actúa favorablemente sobre la epidermis como materia astringente que recubre y aclara.
También posee un efecto antivírico. Los efectos regenerativos de las vitaminas se manifiestan sobre todo en el empleo de mascarillas fortificantes, casi siempre a base de bayas silvestres forestales, frutos y ciertas hortalizas corrientes.
Algunos aceites esenciales reducen la formación de arrugas; tal es el caso de las flores de romero y de espliego. Las tinturas alcohólicas de estas plantas han sido siempre consideradas como excelentes productos antiarrugas; su empleo prolongado llega incluso a atenuar las arrugas ya formadas.
Las bolsas bajo los ojos y las hinchazones de los párpados pueden tratarse con aplicaciones alternativas de compresas calientes y frías de salvia. De la misma forma se curan las inflamaciones de los párpados (orzuelos).
Los camazulenos de la manzanilla actúan de idéntica manera. Una decocción de manzanilla, con leche incorporada a partes iguales, reduce las manchas rojizas y las irritaciones de la piel y de las mucosas.
La alantoína, que se encuentra en las raíces de la consuelda mayor, y que sirve para la preparación de una pomada farmacéutica, acelera los procesos de cicatrización y regeneración de los tejidos.
Los productos utilizados contra las pecas y contra las manchas pigmentarias de la epidermis son ricos en vitamina A y C; se trata de jugos de frutas y de hortalizas, rábano rusticano, limón, pepino, tomate, rábano y apio.
La decoloración de dichas manchas se basa en lo siguiente: las dosis masivas de vitamina C limitan la producción de pigmento pardo en la epidermis, mientras que la vitamina A estimula los procesos de regeneración epidérmica.
Los factores antibióticos y antisépticos, tales como los azulenos y los taninos, son eficaces contra las afecciones infecciosas de la epidermis: herpes, dermatitis, infecciones supurantes de las uñas, etc.
Los productos para tratamientos capilares forman un grupo aparte. Contra el cabello graso, la caspa, la caída del cabello, se pueden emplear, a modo de champú, infusiones o decocciones de fresno, sauce (ácido salicílico), raíz de saponaria (saponinas que producen una eficaz espuma), ortiga y ácoro.
Los cabellos especialmente espesos pueden lavarse con una solución de extracto alcohólico de ortiga, de bardana y de ácoro, que se preparará de la siguiente forma: verter 500 g de alcohol sobre unos 10 g de droga seca, dejar macerar durante dos semanas, a continuación filtrar y añadir 50 g de alcohol salicílico.
Los cabellos se pueden aclarar lavándolos con raíz de bardana, manzanilla, salvia y ácoro. Por el contrario, para oscurecerlos se utiliza un extracto de concha de nuez, preparado de la siguiente forma: se corta la concha en trozos pequeños y se cubre de alcohol, se deja al sol hasta que se produzca el oscurecimiento de la maceración; se filtra y se mezcla con glicerina a partes iguales.
Todavía a la fitoterapia le queda mucho por descubrir en el campo de la cosmética vegetal. Sin embargo, son numerosos los investigadores y cosmetólogos que consideran que es en los productos vegetales en donde está el futuro, tanto de la cosmética profiláctica como de la terapéutica.