(Galega officinalis L.)
Planta perenne de tallo erguido, anguloso, con hojas alternas e imparipinnadas, de cuyas axilas nacen largos racimos de flores blancas, rosadas o violáceas. Su fruto es una vaina que encierra semillas marrones. La especie es originaria de Europa meridional y oriental, así como de Asia occidental. Aparece de forma esporádica en lugares al mismo tiempo cálidos y húmedos. Antiguamente se utilizaba para combatir la peste y las fiebres.
Se recolectan sus sumidades (herba galegae) cortándolas en el momento de la floración y dejándolas secar a la sombra en un lugar aireado, extendidas sobre cañizos o en paquetes. En secadero, la temperatura no debe sobrepasar los 50°C. Los cultivos ya antiguos se pueden recolectar varias veces al año. Las partes activas contienen terpenoides nitrogenados, galegina, glucósidos del grupo de las flavonas, saponina y taninos. Estas sustancias son hipoglucémicas y galactógenas.
Se emplea la galega en tratamientos complementarios de la diabetes (tisanas antidiabéticas) y para estimular la actividad de las glándulas mamarias en el transcurso de la lactancia. Para ello, se prepara una infusión a razón de dos cucharaditas de galega en un vaso de agua, o incluso dos cucharadas de semillas machacadas en ½ litro de agua. En aplicación externa, la galega entra en la composición de ungüentos cicatrizantes empleados especialmente en cirugía plástica.
Su acción galactógena también se ejerce en los animales y, en particular, en el ganado, propiedad que se aprovecha para la producción de leche.
Época de floración: VI-VIII
Cosecha: sumidades VI-VIII