Robinia pseudoacacia L.
Árbol o arbusto de ramas oscuras y espinosas, cuya corteza se va agrietando con los años, adquiriendo un tono gris. Sus hojas son lisas, imparapinnadas y alternas. En las axilas de los nuevos brotes se forman racimos de flores blancas y perfumadas. Su fruto es una vaina aplanada que encierra semillas oscuras. La especie, originaria de América del Norte, fue importada a Europa en el siglo XVII, extendiéndose por todo el continente a través de Francia. En aquella época se plantaba en suelos pobres, arenosos o pedregosos, donde crece rápidamente, produciendo una madera dura y pesada. Fue mucho más tarde cuando se descubrió que la falsa acacia es, en realidad, una especie indeseable, ya que se esparce de manera agresiva, eliminando el manto vegetal inferior.
A mano se recolectan, con fines terapéuticos, las flores (flos robiniae), que se ponen a secar a la sombra en capas finas. En ocasiones se recoge también la corteza (cortex acaciae) manualmente, desprendiéndola de las ramas jóvenes en el momento de la subida de la savia. El secado se realiza de forma habitual. La flor contiene un aceite esencial y glucósidos-flavonas. Con ella se prepara una infusión, a razón de una cucharadita por cada cuarto de litro de agua hirviendo, de la cual se toman dos o tres tazas al día; esta infusión actúa como espasmolítico en caso de calambres musculares o nerviosos. La corteza contiene proteínas tóxicas, como la robinina. Su extracto, o el de los retoños de la falsa acacia, se utiliza para el tratamiento de los trastornos gástricos y de las úlceras del tracto digestivo.
La falsa acacia es una excelente planta melífera.
Época de floración: V-VI
Cosecha: flores V-VI; corteza III-IV