(Hippophae rhamnoides L, Eleagnaceae)
Árbol o arbolito de ramas grises y espinosas portadoras de hojas alternas y lanceoladas. La planta es dioica. Las flores masculinas (ver figura, arriba a la izquierda) forman manojos axilares; las femeninas, racimos cortos. Sus frutos son bayas ovaladas de color naranja.
La especie, extendida por Europa y Asia, crece sobre los collados secos y soleados, y es utilizada como planta ornamental en parques y jardines. En la antigua Grecia, se daba el espino falso como forraje a los caballos, con lo que les crecía un pelo más lustroso; de ahí su nombre científico: hippos = caballo, phaos = lustroso.
Se recolectan sus bayas (fructus hippophae). La cosecha manual (¡llevar guantes!) es sustituida por la mecánica cuando se trata de recolección en gran escala. Son los frutos frescos los que se someten a procesos de elaboración. Se hace espesar su jugo a temperatura suave y sin tocarlo con instrumentos metálicos, para así obtener almíbares y mermeladas. Los frutos y los productos conseguidos ofrecen un sabor ácido mezclado con una ligera aspereza. Contienen ácidos orgánicos, taninos, un glucósido, la quercetina y gran cantidad de vitaminas A, C, E, F y P.
Se emplean, por tanto, para hacer frente a las carencias vitamínicas, bien a título preventivo, es decir, como protección contra una posible infección, sobre todo hacia el final del invierno, o bien durante la convalecencia. Se recomienda tomar unos 5-10 g de mermelada por día. Sus sustancias activas fortalecen la vista, son antiescleróticas, retardan el proceso de envejecimiento y aumentan la resistencia a las radiaciones.
Época de floración: IV-V
Cosecha: Bayas IX-X