Compositae (Asteraceae)
La bardana es una planta herbácea bianual provista de una raíz ahusada parda que da origen, en el primer año, a una roseta de hojas grandes; y en el segundo, a un tallo alto, anguloso, con hojas alternas. Las cabezuelas globulosas, rojo-violáceas en el extremo superior, están protegidas por una envoltura espinosa y dispuestas en inflorescencias en forma de corimbo. El fruto es un aquenio.
Resulta una especie abundante en las proximidades de zonas habitadas, vertederos, escombreras y matorrales. Antiguamente se utilizaba como diurético, depurativo de la sangre y contra las enfermedades del aparato genital. El aceite de bardana (oleum bardanae) tiene fama de estimular el crecimiento del pelo.
Actualmente, se cultiva la bardana en pleno campo por su raíz (radix bardanae), que se recoge de las plantas de un año o de las plantas invernantes, antes de la floración en todo caso. Después de haberlas limpiado a fondo y lavado bien, se les practica una incisión longitudinal. Con el fin de que conserven el más alto contenido posible de substancias activas, se las sumerge en agua hirviendo justo antes de que se termine el secado, el cual se habrá llevado a cabo en un secadero a una temperatura máxima de 35°C.
La raíz contiene inulina (27-45%), aceites esenciales (hasta un 0,2%), mucílago, taninos, substancias antimicrobianas y bacterioestáticas y otros numerosos productos. Entra en la composición de infusiones utilizadas en el tratamiento accesorio de la diabetes. Cumple también una función diurética y sudorífica. En aplicaciones externas es útil para el tratamiento de las afecciones cutáneas. La bardana tomentosa (A. tomentosum) y la bardana pequeña (A. minus) poseen las mismas propiedades terapéuticas.
Época de floración: VII-IX
Cosecha: raíz III-IV y IX-X