Compositae (Asteraceae)
El árnica es una planta herbácea perenne. Posee un rizoma subterráneo que soporta un tallo erguido, ramificado y glanduloso, rematado por una cabezuela de flores amarillas. Las hojas de la roseta terrestre, ovaladas, se asientan en el suelo; las hojas caulinares son lanceoladas, opuestas y pegadas al tallo en el mismo sitio que los nudos. El fruto es un aquenio negro recubierto por un vello. Esta planta crece en las montañas europeas y de América del Norte, pero como está empezando a ser rarísima de forma espontánea, se halla protegida por la ley en numerosos países.
Toda la planta tiene un valor farmacéutico. Se recoge sobre todo la flor, y con menos frecuencia el rizoma (flos, radix arnicae). Se debe seleccionar la flor sin el disco y sin la envoltura, y limitarse a las flores tubuladas y radiales. Se limpian y secan los rizomas rápidamente. Las cabezuelas contienen aceite esencial, carotenoides, un jugo amargo, la arnicina, una saponina, esteroles, isoquercitina, etc.
El rizoma es rico en taninos, hasta un 6,3% aceite esencial y resina. Las dos partes cumplen una acción estimulante, incluso irritante, sobre las mucosas gástricas e intestinales, y una acción irritante sobre los riñones. También ejerce efectos benéficos sobre la circulación sanguínea y la actividad cardíaca, siempre y cuando esté prescrito y dosificado por el médico. Se emplea sobre todo un extracto alcohólico, la tintura de árnica (tinctura arnicae), que antiguamente era muy apreciada para curar las heridas, como desinfectante y cicatrizante. Las decocciones e infusiones de árnica entran también en la composición de gargarismos, baños y apósitos.
Época de floración: VI-VII
Cosecha: flor VI-VII; rizoma IX-X; hojas y tallo VI-VII