La aristoloquia es una planta herbácea vivaz, provista de un rizoma subterráneo rastrero y de un tallo alto erguido con hojas alternas cordiformes. En la axila de estas hojas brotan flores amarillas, estiradas en forma de trompeta. El fruto es una cápsula. La especie crece en las regiones europeas y asiáticas cálidas, en los bosques claros, al borde de los campos y viñedos, a menudo como adventicia de los cultivos. Todas sus partes son venenosas.
Se recoge con fines terapéuticos el tallo foliado (herba aristolochiae) en la época de la plena floración, cortando a mano las partes superiores. Se seca en cañizos, a la sombra, con una corriente de aire seco y a una temperatura máxima de 40 °C.
Las partes activas contienen ácido aristolóquico, un aceite esencial, taninos, pigmentos y un alcaloide, la aristoloquina. Tiene un efecto relajante sobre los calambres, alivia los dolores cardíacos, gástricos, intestinales y respiratorios. Se usa para el tratamiento de enfermedades del sistema vascular y de la trombosis. En aplicación externa, la aristoloquia favorece la formación de tejido de granulación; su decocción se usa, por lo tanto, en el cuidado de las heridas, úlceras, eczemas y erupciones cutáneas.
No obstante, si se ingiere en fuertes dosis, puede provocar diarreas, hemorragias internas, abortos y originar lesiones renales y hepáticas irreversibles. Por consiguiente, sólo se debe tomar bajo vigilancia médica.
En medicina veterinaria, se emplean productos a base de aristoloquia para curar heridas, en particular, de los caballos.
Época de floración: V-VII
Cosecha: Tallo foliado V-VI