La agrimonia es una planta herbácea, vivaz, dotada de una corta raíz subterránea, que tiene una roseta terrestre de hojas pinnadas y un tallo recto con hojas alternas y sésiles. El tallo está rematado por una inflorescencia de flores amarillas dispuestas en un racimo suelto. El fruto es un aquenio envuelto en una silicua provista de excrecencias en forma de gancho. La agrimonia es común en un amplio territorio europeo y crece sobre todo en las praderas secas, los pastos y calveros forestales.
Se usa desde hace mucho tiempo para curar catarros, hemorragias, afecciones de la piel y tuberculosis.
Se recoge el tallo foliado (herba agrimoniae) o solamente las hojas (folium agrimoniae) al inicio de la floración. El tallo y las hojas se arrancan a mano. Se las pone a secar por separado sobre cañizos en un lugar sombreado y bien aireado. Después del secado, desprenden un agradable perfume mezclado con un ligero amargor; el sabor presenta idénticas características.
Las partes activas contienen taninos, jugos amargos, aceite esencial y otras sustancias. Su acción es sobre todo astringente, por lo cual resultan eficaces para la curación de enfriamientos gástricos o intestinales y diarreas diversas. Actúan también en la regulación de los procesos digestivos, favorecen la secreción de los jugos gástricos y alivian algunas afecciones del hígado y de los riñones, en especial los cálculos renales.
Se utiliza con este fin una dosis diaria de 1,5 g, preparada en decocción. En aplicaciones externas, la decocción se emplea para gargarismos, como apósitos sobre las erupciones dérmicas y como aditivo en el agua del baño. Es una planta medicinal muy apreciada.
Época de floración: VI-IX
Cosecha: tallo V-VIII; hojas V-VII