La cicuta acuática es una planta perenne de tallo hueco, acanalado y bulboso en su base, cuyo interior presenta alveolos separados por tabiques. Sus hojas inferiores tienen un largo pecíolo y están divididas; las caulinares forman una vaina. Sus flores son blancas y menudas, agrupadas en una umbela compuesta. Su fruto es un diaquenio. Toda la planta es un violento veneno.
Se encuentra en todo el hemisferio Norte, esporádicamente, al borde de los riachuelos, de los ríos, en las ciénagas, en cualquier parte donde haya suficiente humedad.
Se recolectan sus rizomas (rhizoma cicutae virosae) — ver figura, abajo a la izquierda, extirpando a mano los que se han elegido con anterioridad. Se lavan rápidamente, se los despoja de sus partes verdes, se parten por la mitad y se dejan secar al aire libre o en secadero a 45 °C como máximo.
Contienen un veneno, la cicutoxina, y un aceite esencial de efectos narcóticos pero no tóxicos. La cicuta acuática solo se debe emplear bajo estricto control médico. Las sustancias que encierra actúan sobre el sistema nervioso central: fuertemente diluidas, son espasmolíticas (músculos lisos), calmantes y eficaces contra los vértigos. En uso externo, la cicuta acuática sirve para la preparación de ungüentos contra las inflamaciones, las erupciones y las micosis dérmicas.
La cicuta acuática se confunde a menudo con el apio, pues su bulbo tiene la misma forma, idéntico sabor suave y un olor a perejil, por ello los envenenamientos no son raros. Su veneno contamina incluso las aguas de fuentes vecinas.
La intoxicación se manifiesta por cefaleas, ansiedad y calambres, siendo entonces necesario llamar inmediatamente al médico.
Época de floración: VII-IX
Cosecha: rizoma X-XI
