Arbolito de hojas ovaladas, dentadas y orladas de espinas, que crecen en haces sobre braquiblastos en la axila de las espinas. Las flores amarillas se agrupan en racimos colgantes. Los frutos son bayas ovaladas rojas. Salvo dichas bayas, la planta es venenosa.
Esta especie crece por toda Europa hasta Caucasia, y es corriente encontrarla en los bosques, en los collados soleados y en las lindes de los campos. Sus propiedades medicinales son conocidas desde hace mucho tiempo: se utilizaba como febrífugo, estomático, hepático y cardiaco.
Se recolectan la corteza y los frutos (cortex, fructus berberidis). La corteza se coge tanto en las ramas como en las raíces; se limpia, se seca (incluso al sol) y se elimina su humedad residual en secadero a una temperatura de hasta 50 °C. La corteza contiene alcaloides, entre los cuales destaca la berberina. Esta última es altamente tóxica, por lo que la corteza del agracejo ofrece un uso medicinal relativamente escaso y siempre bajo vigilancia médica.
Se la prescribe para el tratamiento de los trastornos renales, contra los cálculos urinarios y también para estimular la actividad gástrica y hepática. Además, encuentra aplicación en el tratamiento del aparato circulatorio. En pequeñas dosis, es catártica, colagoga y diurética; en fuertes dosis produce un estado de estupor, vómitos, diarreas e incluso una parálisis del aparato respiratorio.
Se recogen los frutos en plena maduración, en otoño; y se pueden consumir frescos, en conserva o secos. Proporcionan un sabor ácido y contienen gran cantidad de vitamina C. Sirven para preparar té o tisanas refrescantes.
Época de floración: V-VI
Cosecha: corteza III-IV y X; frutos X