Ricinus communis L.
El ricino es una planta herbácea anual en las condiciones climáticas centroeuropeas, un arbusto plurianual en Europa meridional y un árbol perenne en las regiones tropicales. Su tallo soporta hojas palmeadas, rojizas y alternas, y está rematado por una panícula de flores unisexuales, con pistilo en la cúspide (ver figura, abajo a la derecha) y estaminíferas (abajo, en medio) en la base de la panícula. Su fruto es una cápsula espinosa que contiene las grandes semillas abigarradas (abajo, a la izquierda) que recuerdan un poco a la judía. El ricino es una planta que se utiliza desde la antigüedad y que hoy se cultiva en las regiones cálidas para aprovechar sus semillas oleaginosas. En el antiguo Egipto y en Oriente se empleó su aceite para los cuidados de la piel y del cabello, contra las heridas y para aplicaciones técnicas. Hoy día se conocen numerosas variedades de ricino, las cuales se cultivan por sus cualidades ornamentales, medicinales y económicas.
Con fines medicinales, lo que se utiliza son las semillas (semen ricini). Se recolectan en plena madurez, a mano en pequeñas explotaciones, y mecánicamente en las grandes. Tras un perfecto secado, los granos de ricino son pelados y prensados en frío. Contienen hasta un 50% de aceite, pero también una proteína venenosa, la ricina, que se elimina por ebullición del aceite con agua. El aceite de ricino es un suave laxante; se toma con bebidas calientes y perfumadas en dosis de una a dos cucharadas para un adulto y de media a una cucharadita para un niño. Este aceite también es vermífugo. Su contenido de ricina hace de estas semillas un producto fuertemente tóxico, cuya dosis letal es bajísima.
Época de floración: VIII-X
Cosecha: semillas X-XI