Rubia tinctorum L.
Planta perenne de rizoma subterráneo rojizo y tallo áspero, cuadrangular y ascendente. Sus hojas rígidas y lanceoladas se agrupan en verticilos. En la cúspide de los tallos se forman cimas de menudas flores amarillentas. Los frutos son bayas negruzcas. Se trata de una especie originaria de las regiones mediterráneas, que en tiempos fue muy cultivada en pleno campo por sus propiedades industriales (tintes) y medicinales (remedios contra la ictericia y la gota).
Con fines medicinales se recolecta la raíz (radix rubiae tinctoriae) de plantas de 2 a 3 años. Tras un cuidadoso lavado y eliminación de las partes verdes, las raíces son secadas al sol o en secadero sin superar los 50° C, lo que no les hace perder su color rojizo. Contienen un glucósido antracénico y ácido ruberítrico, el cual se descompone en alizarina y glucosa. La acción terapéutica se debe a los aglucones, que son componentes azucarados presentes también en la planta. La rubia se emplea contra las afecciones renales y de la vejiga, y como desinfectante y sedante. Su poder de disolución de los cálculos renales y urinarios es incontestable.
Se utiliza en infusión a razón de una cucharadita por cada taza de agua, para tomarlo tres veces al día. Ingerido en polvo, la dosis es de 10 g al día en tres tomas. En ambos casos, es un sedante del dolor. Los pigmentos de la rubia tiñen de rosa la orina, las mucosidades, el sudor y la leche. Su colorante rojo, la alizarina, fue en tiempos empleado para la fabricación de tintes y tintas.
Época de floración: VI-VIII
Cosecha: raíz IX-X